Un círculo que no tiene fin. Diseños concéntricos que se repiten. Como la lectura repetida de un mismo cuento esto ayuda a los niños a aprender palabras nuevas, especialmente entre los tres y los cinco años. Se trata de composiciones respetivas como canciones con un ritmo propio. A los niños les fascina, pareciera que desde un centro surge un equilibrio. Crear un mándala en la naturaleza nos brinda una conexión con todo un Universo concéntrico, lleno de recolectas buscadas y expuestas para una mirada fugaz.
En cualquier caso es una forma de disfrutar del entorno cercano, creando un pequeño mundo personal. Brindar esta oportunidad a los niños es ofrecer una acción en la naturaleza desde lo más sencillo y hermoso. Los alumnos de la Universidad de la Salle, futuros docentes nos envían una selección de imágenes. Exploran las posibilidades de los mándalas en la naturaleza. También resulta que es una hermosa manera de comprender y vivenciar las formas geométricas y las simetrías.
Gracias especialmente a David Porrero y a Zulema Ahijado Guzmán. Alumnos de Javier Abad en La Universidad La Salle.
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